La maldición del coche de James Dean
James Dean era un apasionado de los coches y de las carreras. Quería participar en una de ellas que iba a tener lugar en Salinas, California. Así que mientras visitaba un garaje en Los Angeles, encontró el coche que había estado buscando toda su vida, un porsche 550 spyder del que solo se se habían fabricado 90 ejemplares en todo el mundo. Lo compró e incluso lo bautizó con el nombre de “Pequeño Bastardo”. Salvo a Dean, a ninguno de sus amigos le inspiraban buenas vibraciones ese vehículo. Su amigo Nick Adams le había dicho que ese coche le daba “mal rollo”. La nueva novia de Dean, Ursula Andess, no quería montar en el coche.. Su amigo y actor Alec Guinness le dijo, probablemente en broma, que se mataría al volante de ese coche. Georges Barris, el hombre que había personalizado el porsche de Dean y que lo compraría más tarde, le dijo que el vehículo le daba una sensación extraña.
Pero James Dean quería a su porche y lo necesitaba para la carrera de Salinas. Para su desgracia nunca pudo participar, ya que en la mañana del 30 de septiembre de 1955, se mató al volante de su nuevo automóvil, en un grave accidente de tráfico.
Los rumores dicen que James Dean fue víctima de una maldición. Una maldición supuestamente emitida por la actriz de cine de terror y miembro de una iglesia satanista Maila Nurmi, con quien Dean había tenido una aventura amorosa tiempo atrás.
Al parecer Dean negó ante la prensa su relación con la actriz para no dañar su imagen y su carrera como actor. Humillada y frustrada, se comenta que la señorita Nurmi le echó una maldición durante el rodaje de la película “Rebelde sin causa” tanto a él como a los demás actores que participaron en el film.
Más allá de que creamos o no en la maldición de Dean, lo cierto e irrefutable es que muchos de los actores que participaron en la película murieron jóvenes y de muerte no natural. Por ejemplo, James Dean murió a los 24 años al volante de su coche. El actor Sal Mineo, falleció apuñalado a la edad de 37 años. Nick Adams murió de una sobredosis a los 36 años y Natalie Wood se ahogó a los 43 años.
Tras el accidente mortal de James Dean, su porsche lo compró por 2500 dólares George Barris. A pesar de que el vehículo estaba en muy mal estado la intención de su comprador era revenderlo para piezas de recambio. Durante la entrega, el conductor que descargaba el coche de la grúa no pudo mantener el control del mismo y lo hizo caer encima suyo causándole la muerte por traumatismos.
Dos médicos entusiastas de las carreras de coches compraron el motor y la transmisión del porsche de James Dean. Unas semanas más tarde, compitiendo entre sí en una carrera en Pomona, California, uno de los médicos perdió el control y se estrelló contra un árbol falleciendo como consecuencia del impacto, mientras que el otro sufrió un grave accidente que lo dejó paralítico para el resto de su vida.
Las llantas fueron vendidas a un joven que unas semanas más tarde volvió a ver al Sr. Barris, para informarle que dos de las llantas habían explotado a la vez, causándole un accidente. Acababa de salir del hospital. Lo curioso del caso, es que los neumáticos estaban en buenas condiciones al momento de la venta.
Decidido a no vender más, Barris autorizó a la Patrulla de Carreteras de California a exhibir el coche como parte de una campaña de seguridad vial. Mientras el vehículo se encontraba guardado en un depósito policial un incendio devastó el garaje donde se encontraba custodiado. Todos los coches fueron destruidos, excepto el Porsche de Dean, que solo sufrió daños menores causados por el humo.
El 30 de septiembre, coincidiendo con el aniversario de la muerte de James Dean, se realizó la presentación de la campaña y mientras el coche de Dean estaba suspendido en el aire, el capó se soltó y cayó sobre un niño de 15 años.
Mientras se dirigía a una nueva exposición en Salinas, la ciudad en la que Dean murió tragicamente, el trailer que lo transportaba se vió involucrado en un accidente de tráfico. El conductor escapó ileso, pero el Porsche 550 Spyder salió despedido y cayó sobre un hombre, causándole la muerte. Dos años después, otro conductor de remolque que transportaba el automóvil tuvo un accidente fatal. Durante una exposición en Nueva Orleans en 1959, el automóvil cayó repentinamente en once piezas separadas, sin ninguna razón aparente.
Cansado de todos estos accidentes, el Sr. Barris exigió que cesaran las exposiciones y que se desguazara el automóvil. Fue entonces cuando ocurrió algo aun mas extraño. El coche había salido de Miami para ir a un centro de reciclaje, pero nunca llegó. Se dice que cuando se dirigía hacia allí, se percataron que el camión que lo transportaba estaba vacío. Los precintos estaban intactos y no había evidencias de un posible robo, pero lo cierto es que el coche de James Dean jamás fue encontrado.
Informa, Insignia Online