Entomología, cadáveres, insectos y crímenes
El estudio de los insectos presentes en los cuerpos, se conoce como entomología médico-legal o entomología forense, y se utiliza para calcular el intervalo post mortem, que puede ir desde varios días a varios meses.
Técnicamente, datar una muerte, consiste en estimar el tiempo transcurrido entre el momento del deceso y el momento del descubrimiento del cadáver.
El examen dentro de las primeras veinticuatro horas después del fallecimiento, permite a los especialistas obtener una precisión sorprendente. El médico forense se remite a criterios tanatológicos y los interpreta. Esa interpretación tiene también sus limitaciones, ya que permite estimar un intervalo post mortem bastante corto. Por lo general de menos de cuarenta y ocho horas. Una vez superado ese lapso de tiempo, no se puede aprovechar todo el potencial de esos elementos,lo que hace que se tenga que recurrir a otros métodos de datación.
Es a partir de ese momento, cuando el estudio de los insectos presentes en el cuerpo, llamado entomología médico-legal o forense puede ponerse en práctica.
Vida después de la muerte
Tras la muerte, el cuerpo toma otras formas de vida, tales como larvas, parásitos y escarabajos. Todas esas formas de vida persiguen un objetivo común, beneficiarse lo más rápidamente posible de ese recurso, desarrollarse y multiplicarse todo lo posible. En este proceso, las moscas son por lo general las primeras en llegar y las más eficaces. En tan solo unas pocas horas, desovan cientos de huevos, de las que nacen nuevas larvas. Larvas hambrientas, que van a asimilar calor y nutrientes hasta generar su propio calor colectivo.
El cadáver, todo un ecosistema
Los cadáveres son auténticos ecosistemas, en el que numerosas especies se desarrollan y pelean por ese maná tan providencial. Por ejemplo, coleópteros sepultureros que excavan en los cuerpos para proteger a sus descendientes. El observador de esta particular fauna es el entomólogo forense, que se ocupa de descifrar la biología de estas especies con un objetivo preciso: datar la llegada de los insectos al cadáver para poder determinar el momento de la muerte.
Una profesión muy particular, pero imprescindible en el trabajo policial y judicial que lo precise.